sábado, enero 15, 2005

Soliloquio (2)

Mi pesadilla no termina, esto se convierte en un maldito manicomio lleno de paredes blancas y de sombras llenas de luz... odio esta luz que me ciega y hace lagrimar mis ojos, odio esta falta de color que estoy sintiendo, te necesito como el niño necesita del pecho materno, te necesito como el cuerpo necesita del alma, te necesito tanto tanto tanto que no sé cómo medirlo y eso es lo que me vuelve loco, el no poder medir este amor que siento por ti, y esta pena que me embarga... este dolor tan extraño, al que llamamos sencillamente... amor.