In Memoriam... (a Diana McAdams, la Estrella Lúbrica de Querétaro)
Escuchando: "Enséñame, de Canal Magdalena"
Antes de empezar este post especial... quiero aclarar de una vez por todas que esto es lo que he sentido en las calendas del 1 de Mayo de 2005, a aproximadamente 1 año y 2 meses de la partida de alguien que si bien anduvo en el camino del vicio mal administrado, influenció en mi vida demasiado... sobre todo en mi manera de pensar acerca de ciertas profesiones.
Por lo tanto... aclaro... que aquí no se hace apología alguna
al ejercicio de la prostitución ni se apoya absolutamente nada acerca de lo buena o mala que sea. Eso, a mí como blogger -no, como Fernando Mosquera Miranda- me es indiferente.
Me es indiferente porque sencillamente la historia que contaré trata acerca de la que pudo haber sido alguna vez la Sucesora del Solio de mi Corazón, en el Distrito Miranda, de la República Autónoma de Ferdland -o sea yo-. Sea éste, un post especial
un in-memoriam para alguien que al comienzo no tenía mucha influencia,
pero al final se ganó un lugar en el Firmamento donde están Gisell, Ángela, Constanza -mi antiguo amor platónico- y ahora, la estrella más esplendente y grande, mi amada Elizabeth.
Esta es la historia de cómo conocí a Diana McAdams (nombre artístico)
Como en anteriores ocasiones, mis palabras de narrador salen en cursivas, y en primera persona.
Corría el año 2001. Se acercaba inevitablemente el final de la Saga de Gisell y el del plazo de cinco años que me di para llegar a México -cosa que, sinceramente sabía que no iba a concretar pero luché hasta que perdí. Y lo acepté con dignidad- Gisell me había planteado la posibilidad de que jamás volviéramos a vernos... yo me destrocé completamente, así que, a mis 18 o 19 -eran 19, acabo de recordar- años, me refugié en el bajo mundo, para ver si encontraba en ese bajo mundo algo que me diera más expectativas que todo lo del mundo de arriba. En ese mundo conocí a mucha gente sin importancia en mi vida... todos desaparecieron de mi lista de Messenger, se fueron como el viento... menos uno. Una chica a la que había conocido en mis tantos viajes (cibernéticos, por supuesto), y que ni importancia le daba. Esa chica respondía al nombre de Diana. Sinceramente ese nombre me parece bonito, ya que Diana era la Diosa de la Cacería en la Mitología Romana -la griega Artemisa-... Más allá de todo origen de nombre, ella notó mi origen inocente... ella me decía cosas como: "¿no amas un poquito?" Yo de repente me timbré -Timbrar: Dícese de asustarse, en fernandesco-, y tomando un suspiro, le comenté mi consabida historia con Gisell, y el porqué estaba yo ahí. Ella se echó a reír... y me dijo: "Yo tengo una historia peor que la tuya..." Luego de eso le mostré mi foto... y ella dijo: "Imposible... ¡eres como yo!" Ahí sí que me timbré... ya que ella había tenido obesidad en su infancia, como yo... Y les digo, me timbré de verdad... Luego de eso le pedí que me contara su vida... cosa que hizo. Esta chica, en 25 años, había probado ABSOLUTAMENTE todos los patrones del vicio, cualquier perversión imaginable, todo por hallar un poco de amor... (en pocas palabras resumo: Necesitaba cariño, y nadie se lo dio. Recurrió al sexo -mal administrado- y tuvo una alegría falsa... Nadie la amó de verdad. Y se los digo, ni siquiera yo alcancé a salvarla de su cruel destino.) Por dos cortas semanas, cultivamos una linda amistad, la cual se mantuvo aún cuando llegué aquí a Bogotá, hecho un don nadie y en un cibercafé... Diana me recordaba -como si fuera alguien a quien yo conociese toda la vida- Ella me dijo: "Si quieres que alguien te ame, debes primero luchar contra lo que te aleja del amor... Quiero que hagamos una cosa." Yo, atento, leía sus letras... "Quiero que intentes bajar unos cuantos kilos. Intenta con dos o tres. Si logras hacer eso en unas dos semanas... tendrás un regalo mío." Yo, poco acostumbrado a que alguien desde San Fernando, en el Estado California -de los USA- me dijera algo de lo que ella -más que yo- estaba consciente... debía verme mucho mejor que antes... estaba claro. Una personalidad como la mía necesitaba de una "ligera publicidad", y además, mi problemita estaba haciendo efecto... mi corazón no podía resistir el caminar en la fría Bogotá, acostumbrado siempre al calor de mi natal Barranca -decisión que tomé la de dejar Barranca por razones que haré específicas en otro post-, si me descuidaba, podría morir... morir irremediablemente. Mis brazos se dormían en momentos, a veces mi espalda se resentía -lógico, 120 o más kilogramos de cuerpo no los carga todo el mundo- Pues, en parte eso hice... vivir normal, pero sin mi ansiedad... La ansiedad por saber cuál fue el famoso premio de Diana, vencía a mi ansiedad por comer... luego de eso, yo le dije a Diana -pasadas 2 semanas- "Diana... debo decirte algo. Logré lo que te había propuesto." Diana me dijo: "El premio es... Si tú logras verte mucho más simpático de lo que eres... seré tuya por toda la vida, y te irás conmigo a los Estados Unidos." Yo me sorprendí... y le dije: "Un momento... ¿cómo es eso?" Diana me comentó que alguna vez quiso ser amada, pero que lo máximo que había pasado -ya que tenía inteligencia superior- era que todo lo que le dieron fuera por interés... algo que me impactó. "Igual que yo"-dije-"Rosario... y muchas más... me trataron como si yo fuera algo útil que les sirviera... no como alguien especial." Diana me dijo: "Lo que hice... no quiero que nadie lo haga... y por eso te alejaré de ese camino oscuro al que entras... yo ya no puedo salir... pero tú sí. Porque tienes un buen corazón... y tarde o temprano hallarás a quien llene tu existencia." Las palabras de Diana impactaron en mi corazón... dejaron MUCHA huella. Luego de eso: "Ahora, un motivante para que te hagas mío... ¿alguna vez has visto alguna foto mía?" Yo dije: "No." Ella me mostró una foto -que ya no recuerdo-, y ahí pude detallar sus medidas... Era por decirlo de algún modo entendible, alguien que sacó lo mejor de su obesidad y lo convirtió en sus armas...
Medidas: 36DD-65-95
Altura: 1.75
Como podrán ver -los y las que conocen de esto- la chica era MUY atractiva, si combinamos su aspecto altivo de latina... y más que eso, era una chica consciente de que lo que hacía no lo hacía sino porque quería ser amada... Yo le dije: "A mí no me importa lo que haces... En lo más mínimo. Me importa más que te guste. Porque nadie tiene derecho a criticar a otro porque ejerza tal o cual profesión" Ella se sorprendió por mis palabras... y me dijo: "A veces siento que me estás mintiendo. Sin embargo, veo que no. Tus palabras son sinceras y son sabias." Luego de eso seguimos contactando normal... hasta que un día me dijo: "Fernando... querido... quiero que me ayudes... No quiero seguir viviendo... no quiero. Esta vida me da asco... Me siento REALMENTE ASQUEROSA". Yo, sorprendido, le dije: "Diana... ¿qué ocurre?" Ella me comentó su umbral... el placer mal manejado, mal administrado, casi obligado -o de hecho, obligado, ¡ya que ella era ninfómana!- Yo le dije: "Yo tuve una situación terrible cuando rompí con Gisell... el resultado de eso son historias que escribo para exorcizar mis miedos. No son mucho, pero generalmente las hago para evitar caer en una espiral de suicidio..." Diana dijo: "Lo intentaré." Y asi nació una serie de relatos -de la cual ella sólo dejó dos capítulos, en los cuales reveló su verdadero nombre...
(antes de este apartado, respiren, porque su visión cambiará... y mucho.)
Elizabeth Martínez.
Ese era el verdadero nombre de Diana McAdams, nacida en Querétaro, México, y muerta en San Fernando, California -Estados Unidos-
Ella se relató a sí misma como dos personalidades...
Las dos personalidades eran:
Liz, la parte puritana, culpable por su obesidad y melancólica;
y Beth, la parte libertina, -aquí estoy pensando en una palabra y cambio la canción a Kuolema Tekee Taiteilijan, de Nightwish-, revoltosa y ninfomaníaca de su cuerpo.
En sus últimos días ella fue Liz... intentando salvar un alma como la mía, de la perdición en la que ella estaba, a diferencia de Beth, que quería sólo placeres mal habidos
Luego del segundo relato... ella no aguantó más... y me dejó un mail, que todavía recuerdo en mi corazón...
En estos momentos, mientras descubro que no estás, y que además te gustaron mis relatos, he tomado una radical decisión.
He decidido dejar de existir, he decidido que los demonios que tengo en mi interior sólo pueden ser sacados con mi muerte. Por lo tanto, te dejo dos tareas para que las continúes: Una, continuar mi relato, si deseas, con lo que te he contado. Dos, te cedo mi cuenta de correo, y este manifiesto, como prueba de que tú fuiste el único ser que me quiso para algo más que usarme... el único ser al que pude notar que podía amarme -si no estuviéramos lejos-...
Mi cuenta de correo es: -no mostrada por razones de seguridad-
y su clave es: -ibid-
Hasta nunca, querido Fernando.
Y que algún día alcances a quien amas.
Esperando que algún día mis pecados los pague en el Purgatorio...
Diana McAdams"
Ese día, a las horas de la noche, cuando leí el manifiesto, y me lo llevé al corazón...
una serie de lágrimas me habían invadido...
Alguien se había quitado la vida sin yo poder hacer lo suficiente
Y de repente, viendo al cielo, una estrella brilló más que todas las demás...
Mi mente dada a pensamientos escépticos no podía haber pensado de esa forma, pero el Fer de Cristal, ese corazón de cristal templado al fuego eterno de la vida y el honor... empezó a pensar que esa estrella era el alma de Diana, que me quería proteger del mal camino. Desde entonces -ya vi la fecha, fue 17 de Enero, o sea, un año y casi 5 meses de muerta-, mi vida empezó como a cambiar. Había conocido gente y lo más importante... 15 días antes del año, conocería a mi actual Luz de Estrellas y Condesa Nocturna... mi amada Liz.
Volviendo a revisar... noté que muchas enseñanzas importantes que ella me dio, no fueron en vano... Sin que nadie se diera cuenta, lo mejor del antiguo Fernandito, y del nuevo Fer se mezclaron, dando lugar a la leyenda, el mito y la dulce realidad de ser...
ElNovioDeLiz
En el momento que menos me di cuenta, volví a tener felicidad... volví a probar las mieles del amor -una vez fracasé, pero esta vez no.-, y lo más importante, volví a ser feliz de verdad... o sea, fui feLiz.
Donde estés, Diana McAdams, o Elizabeth Martínez, o quien hayas sido, muchas gracias por confiar en mí... mis ruegos para que tu alma alcance la paz... no serán en vano, eso te lo aseguro.
(cambié la canción a: Venus, de Theatre of Tragedy)
A todos... gracias por molestarse en leer ese post... y si, por ejemplo, mi Liz ve esto... todo cuanto pasó fue real, pero fue pasado, y como pasado se queda. Lo importante ahora es el futuro... el futuro en el que las verdades serán mostradas como un mazo de cartas en Black Jack o Poker.
Cuídense!
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